SoftBank está delineando una ambiciosa estrategia para financiar su expansión en el ámbito de la inteligencia artificial, basándose en su activo más valioso, Arm Holdings, como garantía. En su reciente presentación de resultados del semestre cerrado el 30 de septiembre de 2025, la compañía japonesa reveló un aumento significativo en un préstamo con garantía respaldado por acciones de Arm, elevando el total a 20.000 millones de dólares, de los cuales 8.500 millones ya están disponibles.
Simultáneamente, el documento detalla que la inversión en OpenAI se dirige hacia un “2nd Closing” de 22.500 millones de dólares, programado para antes de finalizar el año 2025, junto con mención de financiación puente que tiene como objetivo completar su calendario de inversiones.
La estrategia financiera adoptada por SoftBank es clara: desea acelerar su inversión sin la necesidad de deshacerse de activos en el mercado. La combinación de deuda, monetización selectiva y coberturas es la apuesta del conglomerado, aunque esta estrategia también conlleva riesgos asociados a la volatilidad del mercado, dado que el préstamo se basa en un colateral que puede fluir con las fluctuaciones de las acciones.
El “margin loan” presentado por SoftBank, que está garantizado por las acciones de Arm, implica que si el valor de este colateral disminuye, la entidad prestamista podría exigir más garantías o incluso el reembolso del préstamo. En respuesta a esto, SoftBank ha incrementado la línea de crédito en 6.500 millones para reforzar su financiación a largo plazo y monetización de activos, respaldado por compromisos firmes de entidades financieras.
La política financiera de SoftBank incluye varias medidas destinadas a tranquilizar a acreedores e inversores, como la decisión de mantener el Loan-to-Value (LTV) por debajo del 25% en condiciones normales y hasta el 35% en escenarios de emergencia. Actualmente, el grupo señala que su LTV es del 16,5%, un nivel que se encuentra significativamente por debajo del techo estipulado.
En cuanto a su relación con OpenAI, la estrategia de financiación incluye un desembolso de 22.500 millones de dólares antes de 2025, con la nota importante de que parte de este monto se basa en una sindicación de 7.500 millones provenientes de inversores externos, programada también para diciembre de 2025. Esta planificación indica que SoftBank busca inyectar capital significativo en un corto período sin recurrir a la liquidación de activos.
Bajo un escenario positivo, esta estrategia de apalancamiento puede resultar altamente beneficiosa, permitiendo a SoftBank acelerar su exposición al crecimiento del sector de inteligencia artificial. Sin embargo, también existen riesgos considerables en esta jugada financiera. Si las acciones de Arm sufren una caída, SoftBank podría verse obligado a liquidar parte de su colateral, o incrementar sus coberturas, limitando su potencial de ganancias futuras. La concentración operativa en torno a un solo activo podría también resultar perjudicial; si el mercado percibe que cualquier debilidad en Arm puede precipitar decisiones desfavorables, la confianza de los inversores podría verse afectada.
Innovaciones en el sector de la inteligencia artificial, que antes dependían primariamente del software, ahora requieren un acceso robusto a capital, energía, chips y capacidad de procesamiento. En este contexto, SoftBank está intentando estructurar su financiación en torno a la creencia de que la infraestructura física se convertirá en un cuello de botella crítico. A medida que el sector evoluciona rápidamente, el modo en que este crédito es gestionado podrá determinar el futuro no solo de SoftBank, sino también de la competitividad en el ámbito de la inteligencia artificial a nivel global.
En resumen, mientras SoftBank pone en marcha sus ambiciosos planes financieros, la comunidad inversora observa detenidamente, consciente de que cada decisión podría tener repercusiones significativas en el mercado y más allá.






