Intel está reconsiderando su enfoque estratégico para revitalizar su división de manufactura de semiconductores, Intel Foundry Services (IFS). Una de las propuestas más debatidas es la posibilidad de vender hasta un 49% de su filial a inversores externos. Sin embargo, esta operación enfrenta desafíos significativos, ya que el gobierno de EE. UU. exige que Intel mantenga al menos el 51% de control sobre IFS en un período de cinco años para evitar penalizaciones.
En la Conferencia Global TMT 2025, el director financiero de Intel, David Zinsner, resaltó que el acuerdo de financiación de 8.900 millones de dólares con el gobierno incluye cláusulas que protegen la soberanía industrial de EE. UU., limitando la capacidad de la empresa para desprenderse de una participación mayoritaria.
El mercado se cuestiona quién podría tener interés en adquirir una participación significativa en un negocio donde no tendría control estratégico. Aunque Zinsner sugiere que la venta parcial es viable en teoría, los accionistas enfrentan el riesgo de dilución y la complejidad de una estructura de gobernanza con múltiples interesados.
A medida que la presión del mercado y las exigencias políticas aumentan, Intel busca cumplir con su ambicioso plan de competir en el sector de semiconductores. La empresa lanzó el programa SCIP para atraer inversores sin ceder el control, pero los resultados han sido mixtos.
Con un escenario político que impone restricciones, cualquier movimiento para vender una participación en IFS será escrutado cuidadosamente por las autoridades. Se espera que Intel continúe buscando formas de financiar su crecimiento mientras navega estas complejas exigencias regulatorias.