Huawei enfrenta juicio penal que reactivará tensiones geopolíticas y repercusiones financieras
A partir de mayo de 2026, Huawei Technologies Co. deberá comparecer ante un tribunal en Estados Unidos, enfrentándose a 16 cargos que incluyen crimen organizado, robo de secretos comerciales y fraude bancario. Esta decisión, a cargo de la jueza federal Ann Donnelly, refuerza el prolongado enfrentamiento entre el gigante chino de las telecomunicaciones y las autoridades estadounidenses.
En un fallo de 52 páginas, Donnelly determinó que hay pruebas suficientes para que la empresa, con sede en Shenzhen, responda por supuestas actividades criminales orientadas a expandir su marca a nivel global. Las acusaciones destacan transferencias financieras superiores a 100 millones de dólares relacionadas con operaciones en Irán, vinculadas a la compañía Skycom, también bajo presunto control de Huawei.
Implicaciones globales del juicio
El juicio comenzará el 4 de mayo de 2026 y podría extenderse durante varios meses. Aunque Huawei se ha declarado no culpable, argumentando que la acusación busca criminalizar sus operaciones, la jueza avaló la continuidad del proceso al considerar que la fiscalía presentó cargos “suficientemente detallados”.
Este caso, que se remonta a 2018 durante la administración de Donald Trump, fue parte de la Iniciativa China del Departamento de Justicia, cuyo objetivo era contrarrestar el espionaje económico proveniente de China. Mientras que dicho programa fue cancelado en 2022 por la administración Biden, el proceso contra Huawei ha seguido su curso.
Contexto de sancciones y desafíos económicos
El prolongado conflicto legal ha impactado gravemente la reputación y operaciones de Huawei, que ha sido objeto de sanciones desde 2019. Estas restricciones han limitado su acceso a componentes tecnológicos de fabricación estadounidense, obligando a la compañía a reinventar su cadena de suministro y a invertir en desarrollos propios, como su sistema operativo HarmonyOS.
A pesar de los desafíos, Huawei logró cerrar 2024 con sus segundos mayores ingresos anuales, reflejando su resiliencia en un entorno de creciente aislamiento tecnológico. La empresa cuenta actualmente con unos 208.000 empleados y opera en más de 170 países.
Sin embargo, la reactivación de este proceso penal podría aumentar la incertidumbre para Huawei y el ecosistema tecnológico chino, que ya enfrenta un mayor escrutinio en Occidente. Recientemente, países como Taiwán han intensificado sus medidas de control, afectando a empresas chinas en sus listas negras para la exportación de chips de inteligencia artificial.
Efectos en el mercado de divisas
El anuncio del juicio ha tenido implicaciones inmediatas en los mercados de divisas; el yuan offshore cayó un 0,3% frente al dólar, mientras que el euro se fortaleció, superando 1,21 dólares. Esta apreciación del euro ha coincidido con un ciclo de debilitamiento del dólar, lo que podría beneficiar a los competidores europeos de Huawei.
La cotización cruzada euro/yuan alcanzó 7,87, el nivel más alto desde mediados de 2022, sugiriendo que los inversores valoran más la estabilidad regulatoria europea en comparación con los crecientes riesgos políticos y legales asociados a las empresas tecnológicas chinas.
Un precedente en el ámbito legal
El juicio a Huawei podría convertirse en uno de los procesos legales más significativos de la década para el sector tecnológico. Más allá de su desenlace, el caso evidencia un entorno legal cada vez más riguroso para las multinacionales tecnológicas chinas fuera de sus fronteras.
Los próximos meses serán cruciales para entender el alcance del impacto en la estrategia global de Huawei y, por extensión, en las relaciones comerciales y tecnológicas entre Estados Unidos, China y sus aliados. La incertidumbre legislativa podría influir en futuras asociaciones internacionales y en la evolución de las cadenas de suministro tecnológicas en un contexto de creciente fragmentación geopolítica.