Portugal enfrenta un alto riesgo de sufrir un terremoto similar al devastador sismo de 1755, un evento que marcó la historia del país y de Europa. En respuesta a esta amenaza, el gobierno portugués ha solicitado la implementación de un plan de emergencia para proteger a la población y la infraestructura, especialmente a escuelas y hospitales, que requieren urgentemente refuerzos sísmicos. Expertos en ingeniería y geología han alertado sobre la vulnerabilidad de muchas instalaciones, indicando que un sismo de gran magnitud podría tener consecuencias económicas severas, equivalentes a un año del PIB del país.
Recientes estudios de 28 escuelas revelaron que 18 de ellas necesitan medidas de refuerzo frente a un posible sismo. Además, operaciones críticas como las de los hospitales de Lisboa, incluidos Santa María y São José, están desprotegidas ante un posible desastre. A la par, un reciente terremoto de magnitud 5,3 registrado en el océano Atlántico destacó la necesidad de vigilancia y preparación, aunque su magnitud no activó los protocolos de emergencia necesarios. La falta de recursos dedicados a la resistencia sísmica en el Plan de Recuperación y Resiliencia ha generado críticas, enfatizando la urgencia de priorizar la seguridad ante el potencial desastre natural.