Portugal ha implementado nuevas medidas para mejorar la convivencia en el transporte público, introduciendo sanciones que oscilan entre los 50 y 250 euros para aquellos pasajeros que utilicen dispositivos electrónicos a un volumen molesto. La Autoridad de Transporte y Movilidad (AMT) del país ha comenzado a aplicar estas multas, especialmente en el transporte ferroviario, buscando fomentar un comportamiento más cívico entre los viajeros. Junto a estas sanciones, la AMT también ha lanzado una campaña de concienciación que incluye avisos en vehículos y encuestas de satisfacción, además de proponer la creación de vagones silenciosos, siguiendo ejemplos de otras naciones.
En contraste, la normativa en España respecto al uso de móviles en el transporte público es más ambigua y generalmente menos restrictiva. Aunque el Reglamento de Viajeros de la EMT de Madrid menciona la prohibición de utilizar aparatos de sonido a un volumen molesto, su cumplimiento suele ser escaso. A pesar de esta diferencia, empresas como Renfe han introducido el “coche en silencio” en sus trenes, donde se les exige a los pasajeros respetar ciertas normas que limitan el uso de dispositivos electrónicos y promueven un ambiente tranquilo durante el viaje.

