Investigadores alemanes sostienen que Madeleine McCann murió poco después de su secuestro el 3 de mayo de 2007 en Praia da Luz, Portugal. Esta afirmación se basa en el análisis de un disco duro hallado en 2016 en una fábrica abandonada, que pertenecía al principal sospechoso del caso, el pederasta alemán Christian Brueckner. Según la policía, el contenido del disco incluye material digital que revela la obsesión de Brueckner por los menores y que podría confirmar que Madeleine ya no está viva. El material hallado ha sido descrito como “profundamente preocupante”, incluyendo fotografías y otros elementos que la policía mantiene en secreto.
A pesar de las excavaciones realizadas en el lugar donde se encontró el disco duro, no se halló el cadáver de Madeleine, aunque sí se descubrió el cuerpo de un perro que perteneció a Brueckner y material relacionado con la pornografía infantil. Brueckner, que regresó a Alemania poco después de la desaparición de Madeleine, ha sido vinculado a otros casos de desapariciones de menores, como el de Inga Gehricke en 2015. A pesar de las evidencias y testimonios que lo relacionan con el caso de Madeleine, logró ser absuelto de acusaciones previas de agresiones sexuales en el Algarve.